En cuatro años, el ingreso promedio de los trabajadores perdió casi un 20% de su poder adquisitivo

Según datos del relevamiento de la deuda social de la UCA, en 2021 se dio un nivel récord de trabajadores pobres; la causa principal es la combinación de la inflación y la alta incidencia del empleo informal y precario

La combinación de una alta inflación con los también elevados niveles de informalidad, precariedad e inestabilidad laboral llevó en los últimos tiempos a un crecimiento significativo del porcentaje de personas que, aun teniendo trabajo, son pobres. Es decir, viven en hogares donde no hay ingresos suficientes para que sus integrantes accedan a los bienes y servicios más básicos.

La cifra es alarmante: nada menos que el 28,2% de los trabajadores que residen en las principales ciudades de la Argentina sufre esa condición. El dato se desprende de los resultados de la Encuesta de la Deuda Social Argentina del Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina. Las cifras obtenidas por ese relevamiento se refieren al empleo y los ingresos, en tanto que para estimar la pobreza se consideraron también los valores de las canastas básicas de consumo informados periódicamente por el Indec.

El índice, que corresponde a 2021, es el más alto de la serie que arranca en 2010. En aquel año, el 17,6% de los ocupados era pobre. La situación mejoró en el bienio siguiente, con índices que rondaron el 11% o el 12%, pero luego el problema tendió a agravarse. En 2019, año en que el índice de precios al consumidor tuvo un alza de 53,4%, el 27,2% de los trabajadores era pobre, una cifra que se mantuvo casi igual en 2020. La encuesta abarca a 5760 hogares, ubicados en los centros urbanos con al menos 80.000 habitantes.

“Por la caída del salario real, hay un incremento fuerte desde 2019 del índice de trabajadores pobres”, señaló en diálogo con LA NACION Agustín Salvia, director del ODSA.

Si se miran los ingresos de los trabajadores desde 2010, medidos en pesos a valor constante (específicamente, en pesos del tercer trimestre de 2021), se concluye que, mientras que en 2010 el promedio había llegado a $65.055, en 2021 fue de $50.534. La pérdida de poder adquisitivo en el período fue de 22,3%. Y solo desde 2017, cuando el monto fue mayor que el de los tres años previos, el poder de compra disminuyó 18,8%; en ese año y en 2016 se había dado una suba del ingreso laboral real y, a partir de entonces, ese indicador tuvo bajas en cada uno de los períodos anuales.

Los datos indican también que es en el segmento del “subempleo inestable” en el que mayor protagonismo tiene el problema de trabajar y ser pobre: el 58,2% de quienes tienen una ocupación así (que implica hacer tareas temporarias con baja remuneración, o directamente changas, o alguna actividad como contraprestación de un plan social) está en la pobreza. Entre los ocupados “precarios”, el índice es de 28,2% (son asalariados o cuentapropistas sin aportes jubilatorios, pero con cierta estabilidad en sus actividades). Ni siquiera el grupo de personas con “empleo pleno”, que son las registradas en el sistema de seguridad social, se salva de que una parte esté sumergida en la pobreza: en este caso, es el 12,6% de los trabajadores.