La temperatura media de los mares alcanza su récord de 40 años y se alerta sobre los efectos del calentamiento global

El calentamiento global de origen antropogénico se está almacenando en las aguas marinas y está afectando a la temperatura de los océanos, según los datos más recientes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).

En abril, la temperatura media de los mares y océanos superó su récord de los últimos 40 años, alcanzando los 21,1°C, lo que indica que estamos entrando en un territorio climático y meteorológico desconocido, y superando unas fronteras que nunca se habían sobrepasado. El fenómeno de El Niño, que cíclicamente calienta las aguas del Pacífico tropical, fue la causa del récord anterior hace siete años, pero esta vez se trata del calentamiento global por las emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde 1981, la NOAA ha estado observando el comportamiento de las aguas abiertas de la Tierra y estimando la temperatura superficial de mares y océanos a través de satélites, boyas y barcos, y los resultados indican que el pasado 5 de abril se superaron los 21°C en los mares entre 60 grados norte y 60 grados sur, es decir, todos salvo los polos.

El calentamiento global de origen antropogénico se está almacenando en las aguas marinas, con entre el 80% y el 90% de la energía sobrante que va a parar a los océanos, según el meteorólogo y divulgador Francisco Martín León. Esto ha provocado que los mares también padezcan olas de calor, y que las temperaturas sean anormalmente altas en estas fechas también en el Atlántico norte y en el Mediterráneo. El Atlántico norte ha superado los 22°C, algo inusual en plena primavera, mientras que el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) también ha alertado de mediciones excepcionalmente cálidas en el mar que bordea la Península Ibérica.

Los océanos están sometidos a dos fenómenos climáticos cíclicos naturales, cambiantes y contrapuestos: El Niño, que calienta las aguas del Pacífico tropical, y La Niña, que las enfría. Tres años de La Niña en ese océano han contribuido a reducir las temperaturas y a amortiguar el efecto del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). «En 2016 hubo una fase cálida con anomalías positivas, que se denominó el Súper Niño, que contribuyó tanto a la subida de las temperaturas que se alcanzó el último récord. Sin embargo, en estos momentos acaba de terminar La Niña, lo que quiere decir que aun estando en una fase neutral en el Pacífico tropical se están superando todos los registros modernos”, señala Martín León.

En este sentido, Martín León considera que “el ser humano está dopando la atmósfera y los océanos con la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), y eso tiene consecuencias sobre el sistema meteorológico”. Por eso, cuando llegue el próximo Niño, previsiblemente durante el próximo verano, se esperan temperaturas aún más altas en los mares. “El problema es que los gases de efecto invernadero ya tienen efectos más intensos que El Niño o La Niña. Antes, cuando había una fase de La Niña, se notaba un cierto enfriamiento de la temperatura terrestre, pero cada vez es menos notable”.

El calentamiento de los mares hace que estos generen más vapor de agua y esto tiene efectos sobre la meteorología: en estas condiciones, si entra un frente, una borrasca, es muy probable que produzca precipitaciones muy intensas. A más calor en las aguas, más probabilidad de que se generen fenómenos climáticos extremos. Además, estas condiciones aumentan el estrés térmico de los animales marinos, lo que puede afectar a la cadena trófica y, en último extremo, a la alimentación humana.

La situación es alarmante, ya que el calentamiento de los océanos tiene graves consecuencias para la vida marina.