Brasil reafirma su compromiso con China: “Queremos una relación profunda y fuerte”

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha declarado que Brasil está dispuesto a ser un actor clave en la defensa del orden mundial multipolar al que aspira China. En una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, Lula reafirmó su compromiso para construir una relación “profunda y fuerte” que trascienda más allá de lo meramente comercial. Xi afirmó que ambos países “comparten muchos intereses” y que las relaciones serán “clave para la paz, estabilidad y prosperidad mundiales”.

El encuentro se llevó a cabo en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing, donde Lula fue recibido con honores por el mandatario chino. El líder brasileño ha cancelado la rueda de prensa que tenía prevista para aportar su versión del encuentro. En cuanto a la guerra en Ucrania, ambos presidentes coincidieron en que “el diálogo y la negociación son la única vía factible para solucionarla”, que “se deben alentar todos los esfuerzos que conduzcan a su resolución pacífica” y acordaron mantenerse “en comunicación sobre el tema”.

El encuentro se produce en un momento en el que China busca aumentar su influencia económica y política en América Latina, en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos.

En cuanto a la guerra de Ucrania, que China continúa calificando de “crisis”, los dos presidentes coincidieron en que “el diálogo y la negociación son la única vía factible para solucionarla”, que “se deben alentar todos los esfuerzos que conduzcan a su resolución pacífica” y acordaron mantenerse “en comunicación sobre el tema”. Se esperaba que Lula presentara a Xi su propuesta de que un grupo de países no alineados intente persuadir a Rusia y Ucrania para que busquen una salida negociada de la contienda. El brasileño se ha posicionado siempre como un claro defensor de la diplomacia multilateral, en línea con la visión del mundo que China promueve a través de su Iniciativa de Seguridad Global. Además, Lula se niega de manera categórica a armar a las tropas ucranias y, al igual que Xi, se opone al uso de sanciones.

El encuentro se produce en un momento en el que China busca aumentar su influencia económica y política en América Latina, en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos. Dejados atrás tres años de obcecada lucha contra la pandemia y tras asegurarse un tercer mandato sin precedentes desde tiempos de Mao Zedong, Xi Jinping se encuentra embarcado en una ronda de citas diplomáticas con las que pretende demostrar que China ha empezado a asumir un papel más activo en el tablero geopolítico.

Pekín quiere mostrarse al mundo como una potencia responsable —a pesar del aumento de la presión que está ejerciendo sobre Taiwán—, pero tanto Bruselas como Washington miran con escepticismo su equidistancia en la guerra escorada hacia Moscú. Xi viajó el mes pasado a Rusia, donde estrechó lazos con el presidente Vladímir Putin, con quien firmó una “amistad sin límites” dos semanas antes de que el Kremlin decidiese cruzar con sus tanques las fronteras de Ucrania. Acudió a Moscú con su “propuesta para una solución política de la crisis ucrania” bajo el brazo, en la que se incluye un llamamiento al alto al fuego.