Las Leliqs en el centro de la escena: qué son, cuándo se crearon, para qué sirven y cómo podrían cancelarse

Economistas explicaron que son casi tres cuartas partes de los “pasivos remunerados” del Banco Central y se volvieron un factor automático de emisión de dinero para financiar al fisco. No es una deuda “explosiva”, pero convalida la inercia inflacionaria

Fue uno de los términos que más llamó la atención del público que siguió el debate presidencial del domingo 1 de octubre: Leliqs.

Javier Milei le preguntó dos veces a Patricia Bullrich que haría con esas “Letras de Liquidez” del Banco Central, pero se abstuvo de explicar qué haría él, que propone dolarizar la economía y cerrar la entidad pero no dice de dónde saldrán los cerca de USD 40.000 millones necesarios para canjear la “base monetaria” y cancelar también el “pasivo remunerado” del Central, del que las Leliqs son más de tres cuartas partes.

El candidato libertario aseguró este sábado, en una entrevista radial, que recibió propuestas de inversores del exterior para cancelar esa deuda y estimó que canjear las Leliq llevaría unos 3 meses, contra entre 9 a 24 meses que demandaría hacer lo mismo (convertirla de pesos a dólares) con la base monetaria, porque este procedimiento dependerá del ritmo que imprima el público al cambio de moneda.

Las Leliq son, como su nombre lo indica, “Letras”, promesas de pago del BCRA a los bancos. En vez de permitir que los bancos hagan circular ese dinero, el BCRA les paga una “tasa de política monetaria”, hoy del 118% (efectiva del 209,45%) anual, para que las tengan en Leliq y otros “instrumentos de política monetaria”, como los llama la entidad. Construye así una suerte de represa y evita que esa liquidez inunde la economía.

“El origen de las Leliq fue hace más de 20 años. El Tesoro estaba en default y como alternativa de política monetaria el Banco Central empezó a emitir las “Letras del Banco Central” (Lebacs). Al principio lo hizo a muy corto plazo, pero a medida que pasó el tiempo logró bajar la tasa y estirar los plazos hasta 5 años; en un momento el plazo promedio superó el año. Pero cuando se salió del default, en vez de reemplazar los títulos del BCRA por títulos del Tesoro se decidió seguir con las Lebacs, lo cual no era un gran problema mientras las tasas fueran razonables y los plazos se fueran ampliando. Lo que está mal es juzgar que los títulos del BCRA son menos riesgosos, porque así se limitan las posibilidades de financiamiento del Tesoro”, explicó Guido Zack, economista del Centro de Investigaciones Fundar, que está realizando un estudio sobre el sistema bancario.

Tras el debate electoral, el presidente del BCRA, Miguel Pesce, buscó minimizar el “problema” del endeudamiento del BCRA, que entre Leliqs y otros “pasivos monetarios” supera los 22 billones (millones de millones) de pesos. Pesce dijo que los bancos cuentan con depósitos en pesos por unos $35 billones, de los cuales $18 billones son a plazo fijo, mientras sus préstamos al sector privado son de $12 billones, un “desbalance” entre la capacidad prestable de los bancos y la demanda de crédito privado que, en la versión oficial, el BCRA corrige canalizando ese excedente de liquidez mediante la colocación de Leliqs para evitar que caiga la tasa que los bancos pagan a los ahorristas, de modo de “preservar el valor relativo del ahorro”.

Más allá de la ironía, según Zack, lo que dice Pesce es más efecto que causa de las Leliq. “En la época en que había superávit comercial los pasivos del BCRA se usaban para esterilizar el aumento de reservas”, explicó el economista. El problema se dio cuando el exceso de liquidez empezó a darse no por compra de divisas sino por déficit del Tesoro.