En medio de la ola de violencia, el gobierno de Brasil desplegó mil policías y topadoras en las favelas de Rio de Janeiro

Los barrios elegidos para la intervención fueron el Complexo da Maré, Vila Cruzeiro y Cidade de Deus. La semana pasada, el asesinato por error de tres médicos y la posterior ejecución de sus sicarios conmovió al país

El gobierno del estado brasileño de Rio de Janeiro desplegó este lunes mil policías en al menos tres favelas de la ciudad, en una vasta operación contra el crimen organizado, informaron las autoridades.

”Mil agentes de las fuerzas de seguridad de Rio de Janeiro inician hoy una gran operación de combate al crimen en el Complexo da Maré, Vila Cruzeiro y Cidade de Deus”, informó el gobierno local en la red social X, antes Twitter.

Esos tres barrios, ubicados en la zona norte y oeste de Rio, son considerados reductos del Comando Vermelho (CV), mayor organización narcotraficante de Rio.

”Queremos atacar esa facción criminal que está intentando expandir su territorio y generando conflicto con otras organizaciones criminales”, afirmó por la mañana el secretario de la Policía Civil del Estado de Rio, Renato Torres, en una conferencia de prensa.

De momento no se reportaron muertos ni heridos.

En las últimas semanas, Rio registró varios episodios de violencia que sacudieron la ciudad, como tiroteos, un robo a un ómnibus con uso de una granada casera y la ejecución de tres médicos en el acomodado barrio Barra da Tijuca.

”Queremos atacar esa facción criminal que está intentando expandir su territorio y generando conflicto con otras organizaciones criminales”, afirmó por la mañana el secretario de la Policía Civil del Estado de Rio, Renato Torres, en una conferencia de prensa.

Las autoridades sospechan que los médicos, que visitaban Rio para participar de un congreso, fueron asesinados por “error”, en medio de una disputa entre narcotraficantes y milicias parapoliciales en la región oeste.

Imágenes aéreas exhibidas recientemente por la TV Globo mostraron a traficantes en Maré entrenando tácticas de guerra armados con fusiles, en un polideportivo próximo a un área de escuelas.

En respuesta, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva anunció un plan nacional de enfrentamiento a organizaciones criminales, en coordinación con las autoridades de los estados, por el que pretende invertir 900 millones de reales (unos 180 millones de dólares) en los próximos tres años.

 

El ataque a los médicos

Los doctores fueron ejecutados por una banda en un restaurante de Barra da Tijuca.

Los delincuentes bajaron de un automóvil en la Avenida Lúcio Costa durante la madrugada de este jueves y descargaron sus armas sobre los comensales que cenaban tranquilamente en una mesa ubicada en la acera.

Según estimaciones iniciales, en apenas 28 segundos los criminales dispararon al menos 20 veces sobre sus víctimas. La cámara de seguridad muestra que en ese momento eran las 00:59 hora local.

Las imágenes muestran también a otros dos clientes, que al oír los disparos huyen y se ponen a salvo. Poco después de ocurrido el hecho, uno de ellos regresa a la mesa a recoger su teléfono móvil. Los crímenes ya habían sido consumados.

Según medios brasileños, las víctimas, cuyos nombres no se han difundido, eran médicos que asistían a un congreso de ortopedia denominado VI Congreso Internacional de Cirugía Mínimamente Invasiva de Pie y Tobillo y se hospedaban en el Hotel Windsor, sobre la misma avenida en la que se cometió el crimen.

En el lugar fallecieron Marcos de Andrade Corsato, de 62 años, y Perseu Ribeiro Almeida, de 33. Diego Ralf Bonfim, de 35, fue rescatado, pero no sobrevivió a sus heridas. Otro hombre, identificado como Daniel Sonnewend Proença, también resultó herido y trasladado al Hospital Lourenço Jorge, en Barra. Su estado de salud es estable.

La confusión de los sicarios, según la estimación policial, fue por el notable parecido del hombre a quien querían asesinar, que se llama xxxxxxxxxx, lidera una banda rival y vive a 200 metros del lugar del asesinato, con uno de los médicos que resultó muerto en el ataque.

A principios de septiembre, el gobierno del estado de San Pablo anunció el fin de la operación “Escudo”, iniciada el 27 de julio en el litoral, cerca del puerto de Santos. El balance fue elevado. 600 personas fueron detenidas y 22 murieron. La operación había comenzado como reacción de la Policía Militar a la muerte de un joven policía, Patrick Bastos Reis, en la localidad costera de Guarujá.

Toda la región está controlada por el principal grupo criminal del país, el Primer Comando de la Capital (PCC), que gestiona aquí la logística del tránsito de droga hacia Europa a través del puerto de Santos. La operación policial fue duramente criticada por la prensa y los expertos en seguridad pública. Muchos habitantes de los barrios donde se produjeron las muertes denunciaron el comportamiento de los policías que, según ellos, habían ejecutado aleatoriamente a personas sólo porque habían salido de la cárcel o tenían antecedentes penales.

Sólo en el mes de septiembre, más de 70 personas murieron en tiroteos entre la policía y facciones criminales, que a su vez se hacen la guerra entre sí. La mayoría de los asesinatos se produjeron en los suburbios de Salvador.

 

Para el ministro de Justicia, Flavio Dino, “el escenario es desafiante”, pero descartó la posibilidad de una intervención federal. “El gobierno del estado está actuando. La intervención federal sólo es posible cuando el aparato estatal no hace nada de forma clara e inequívoca’, dijo. A continuación, criticó al anterior gobierno de Jair Bolsonaro