En los últimos 62 años, hubo solo seis con superávit en las cuentas

Se trata de un relevamiento realizado por el IARAF. El trabajo plantea la necesidad de generar fondos anticíclicos para usar en momento de caídas de la actividad.

La recaudación fiscal de octubre llegó a los $4,4 billones

La historia económica reciente de la Argentina refleja el poco apego a la disciplina fiscal que han tenido los sucesivos gobiernos, sin distinción de partidos, incluidas las dictaduras militares que generalmente se asociaban a políticas liberales. Una investigación del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) plantea que en los últimos 62 años solo en seis el país pudo tener un frente fiscal sano.

Sumando gasto primario y servicios de deuda, solo entre 2003 y 2008, es decir, durante el gobierno de Néstor Kirchner y una parte del mandato de Cristina Fernández, hubo superávit fiscal. Si se toma solo el gasto primario se puede sumar a lo anterior un lapso que va del 1991 y 1993, cuando Carlos Menem y Domingo Cavallo pusieron en marcha la convertibilidad; otro en 1997 y 1998, con Roque Fernández como ministro de Economía, uno en 2000, con la quiebra de la convertibilidad durante el gobierno de Fernando de la Rúa, y otro en 2009, en el primer año del segundo mandato de CFK.

Los datos figuran en un informe realizado por el IARAF denominado “Una historia de déficits fiscales recurrentes en Argentina”. Allí se detalla que entre 1961 y 2022 hubo solo 14 años con superávit fiscal primario y 48 con rojo antes del pago de intereses. Incluidos los servicios de deuda, hubo 56 años con las cuentas totalmente desequilibradas.

“Resulta sumamente importante la generación de reglas e instrumentos fiscales para enfrentar bajo mejores condiciones los ciclos económicos y sus efectos”, plantea el IARAF. El reporte indica que “teniendo en mente estos objetivos, surge la idea de contar con ‘fondos estabilizadores’ que funcionen constriñendo a las administraciones públicas a acumular recursos en las fases expansivas de la economía y que permitan disponer de esos recursos en los períodos de crisis”.

El IARAF indica que “tener equilibrio fiscal promueve la autonomía de la política monetaria” por lo que sostiene que “el diseño de esta última no debe realizarse en función del financiamiento necesario que implica la existencia de déficit fiscal”. “Por ende, el equilibrio fiscal es un factor relevante para la estabilidad económica. Una inflación baja y previsible es vital para la toma de decisiones del conjunto de agentes económicos de una economía. Principalmente para las decisiones de inversión de largo plazo, que constituyen el pilar de un proceso de desarrollo económico sostenido”, advierte el estudio.

La mayoría de los analistas prevén que el gobierno que surja del balotaje del 19 de noviembre no tendrá otro camino que aplicar una fuerte corrección al desequilibrio imperante. Algunos señalan que podría ser de entre 3 y 4 puntos del PBI. Según señaló recientemente Sergio Massa, su idea es ir hacia un superávit de 1% del PBI en 2024. Para ello plantea una combinación de reducción de gastos con un incremento de los ingresos tributarios mediante eliminación de exenciones y regímenes especiales, y el agregado de nuevos tributos.

“Si gana Massa va a tener que ser más ortodoxo de lo que se espera. Si no, corre el riesgo de que la inflación sea más alta y ahí el esquema se complica”, dijo el economista Amilcar Collante durante una charla organizada por la Escuela Argentina de Finanzas Personales (EAFP).

Nadín Argañaraz, titular del IARAF, plantea que lo relevante para la discusión que se avecina luego de las elecciones presidenciales es el peso relativo del gasto y de los ingresos en relación al PBI. Desde 2018 a la fecha el peso de los ingresos del sector público ha sido del 18%. “Esta cuestión es central y significa que, si el próximo presidente quiere tener equilibrio primario sin hacer reformas tributarias, el peso relativo del gasto no podrá ser mayor al 18% del PIB”, señaló Argañaraz.