Europa sufre los efectos del cambio climático: “Ya está causando estragos en la vida y la salud de las personas”

El informe ‘Lancet Countdown’ advierte de que los efectos de la crisis climática e insta a tomar medidas a los gobiernos: “Ha llegado el momento de tomar medidas sin precedentes para limitar estos impactos negativos en la salud en Europa y en todo el mundo”

60.000 personas murieron en Europa en 2022 por causas atribuibles al calor. Es uno de los datos más contundentes que recoge el informe Europa 2024 de The Lancet Countdown liderado por el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y otras 40 instituciones de toda Europa.

Esta segunda edición del informe, publicada en la revista The Lancet Public Health, muestra un escenario que alarma a los expertos. Rachel Lowe, directora de The Lancet Countdown en Europa y profesora de investigación ICREA y líder del grupo Global Health Resilience en el Barcelona Supercomputing Center, asegura que “el cambio climático ya está causando estragos en la vida y la salud de las personas en toda Europa”. “Ha llegado el momento de tomar medidas sin precedentes para limitar estos impactos negativos en la salud en Europa y en todo el mundo”, advierte.

Los resultados de los indicadores que recoge el informe muestran que los efectos negativos del cambio climático en la salud han ido en aumento en comparación con los niveles de referencia, y que la mayoría de los impactos superan los niveles notificados anteriormente.

Por un lado, se estima que las muertes relacionadas con el calor han aumentado en la mayor parte de Europa, con un incremento medio de 17 muertes por cada 100.000 habitantes entre el periodo 2003-2012 y el periodo 2013-2022. Indicador 1.1.4: mortalidad relacionada con el calor En 2022, la temperatura registrada fue casi un grado superior a la de mitad del siglo XIX y se estima que el verano de 2022 se produjeron más de 60. 000 muertes prematuras relacionadas con el calor. “Con el calentamiento global en curso, las proyecciones climáticas para Europa sugieren una reducción progresiva de las muertes relacionadas con el frío y un aumento simultáneo en las muertes relacionadas con el calor”, detallan.

El estudio también recoge que entre 1990 y 2022 aumentaron las horas de riesgo para la actividad física debido al riesgo de estrés por calor tanto para las actividades medianas (p. ej., ciclismo o fútbol) como para las extenuantes (p. ej., rugby o ciclismo de montaña), lo que posiblemente resulte en una reducción de la actividad física y, por lo tanto, aumente el riesgo de enfermedades no transmisibles.

 

La sequía ya afecta a la alimentación

El informe recoge los datos de la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que muestra que en Europa, en 2021, el 16,3% de las personas encuestadas declararon haber comido solo unos pocos tipos de alimentos. El 14,4% aseguró que no podía comer alimentos sanos y nutritivos, y el 10,6% informó que comía menos de lo que pensaba que debería.

Como novedad en el informe de 2024, este indicador combina datos de FIES con la frecuencia de días de ola de calor y meses de sequía. A través de este indicador, se rastrean los efectos del aumento de la frecuencia de las olas de calor y las sequías en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. En 2021, casi 60 millones de personas padecían inseguridad alimentaria moderada o grave en Europa. 11,9 millones de estos pueden atribuirse a un mayor número de días de ola de calor y meses de sequía, en comparación con el promedio durante 1981-2010. Un mayor número de días de ola de calor se asoció con 1,12% más de inseguridad alimentaria (moderada o grave) en 2021; mientras que el aumento de la frecuencia de las sequías dio lugar a que la inseguridad alimentaria fuera un 0,47% más alta, ambas en comparación con el promedio de 1981-2010.

 

“Un problema de justicia social y ambiental”

El informe detalla que la mortalidad relacionada con el calor fue dos veces mayor en las mujeres que en hombres. De hecho, las muertes atribuibles a una dieta desequilibrada fueron mayores entre las mujeres. A esto se suma que los hogares de bajos ingresos tenían una probabilidad sustancialmente mayor de experimentar inseguridad alimentaria y la exposición al humo de los incendios forestales fue mayor en las zonas muy desfavorecidas. En este sentido el sur de Europa tiende a verse más afectado por enfermedades relacionadas con el calor, incendios forestales, inseguridad alimentaria, sequía, enfermedades transmitidas por mosquitos y leishmaniasis. Por el contrario, el norte de Europa se ve igual o más afectado por el Vibrio y las garrapatas, que pueden propagar enfermedades como la enfermedad de Lyme y la encefalitis transmitida por garrapatas.

“El cambio climático es inherentemente un problema de justicia social y ambiental”, dice Kim van Daalen , investigadora de Lancet Countdown in Europe, autora principal del informe e investigadora postdoctoral en el Barcelona Supercomputing Center, España. “Si nos fijamos en los países europeos, vemos que las comunidades más desfavorecidas se ven especialmente afectadas por los impactos en la salud relacionados con el clima. Al mismo tiempo, los países europeos también deslocalizan los impactos en la salud de nuestro consumo en otros lugares, y otras partes del mundo experimentan contaminación atmosférica local y emisiones de gases de efecto invernadero como resultado de los bienes y servicios consumidos por Europa”.