La Unión Europea da pasos para permitir a Ucrania atacar territorio ruso con armas occidentales

La OTAN pide a los ministros de Defensa que accedan a que Kiev pueda utilizar el material bélico que recibe contra blancos militares en el territorio del invasor; hasta ahora, Washington objeta la iniciativa

El debate sobre la posibilidad de permitir a Ucrania atacar territorio ruso con armas occidentales continúa y divide. Este martes fue analizado en Bruselas por los 27 ministros de Defensa de la Unión Europea (UE), reunidos por el alto representante del bloque para las Relaciones Exteriores, Josep Borrell, decidido partidario de la medida. Borrell no es el único; Emmanuel Macron –entre otros– es de la misma opinión.

“Según las reglas de la guerra, es perfectamente posible. No hay contradicción. Puedo responder o pelear contra aquel que me ataca desde su territorio. Es necesario un equilibrio entre el riesgo de escalada y la necesidad de los ucranianos de defenderse”, dijo Borrell antes de la reunión.

En Berlín, durante una conferencia conjunta con el canciller Olaf Scholz, el presidente francés mostró un mapa para explicar que la táctica militar rusa ha cambiado.

“El suelo ucraniano es atacado desde bases ubicadas en Rusia. Entonces, ¿cómo explicar a los ucranianos que tendrán que defenderse sin tener el derecho de alcanzar el sitio desde donde son lanzados los misiles?”, dijo.

A su juicio, sería lo mismo que decirle a Kiev: “Les entregamos las armas, pero no podrán usarlas”, estimó. Macron piensa “que los occidentales deben permitirles neutralizar los sitios militares desde los cuales Ucrania es agredida. Pero no debe permitírsele golpear otros blancos en Rusia”.

Pero Borrell, así como Macron y como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, presente en el Consejo de Defensa de este martes en Bruselas, se enfrentan a la resistencia de otros países del bloque.

“Italia no prevé el uso de material militar italiano fuera de las fronteras de Ucrania”, advirtió el canciller italiano, Antonio Tajani.

Una posición similar adoptó Alemania, con su tradicional cautela cuando se trata de Rusia. Con Francia se alinea Polonia y todos los países Bálticos, así como Holanda, Dinamarca y Gran Bretaña, que ya dio su autorización para que Kiev utilice sus misiles. La incógnita persiste en cuanto a la decisión de Estados Unidos, que, hasta el momento, se opone a esa posibilidad.

“Nuestra política no cambia: no queremos ataques de Ucrania dentro del territorio ruso”, afirmó este martes el vocero del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano, John Kirby.

Pero la situación apremia. Después de que Moscú lanzó una nueva ofensiva en el norte de Ucrania el 10 de mayo, Kharkiv, a unos 30 kilómetros de la frontera rusa y segunda metrópolis de Ucrania, volvió a ser el blanco preferido del Ejército de Moscú, aumentando cada día el macabro número de víctimas civiles.

“Los terroristas rusos aprovechan que Ucrania no dispone de una protección suficiente en materia de defensa aérea, así como de nuestra falta de capacidad para destruir sus lanzamisiles, que se encuentran cerca de nuestras fronteras”, denunció el mismo día el presidente Volodimir Zelensky, pidiendo “más determinación” de parte de sus aliados.

Detrás de esa prudencia occidental, y presente desde que comenzó el conflicto, está el temor “del riesgo de escalada” con Moscú. Pero, mientras Rusia no tiene limitaciones sobre el material que recibe de Corea del Norte o de Irán, “la posición occidental obliga a Ucrania a pelear con las manos atadas a la espalda”, reconoce un diplomático desde Bruselas.

“Los aviones rusos atacan nuestro territorio con bombas planeadoras lanzadas desde Rusia y nosotros tenemos escasos medios para responder”, señala Myjailo Gonchar, presidente del instituto ucraniano Centre for Global Studies Strategy XXI.

“Por eso pedimos la autorización de utilizar misiles occidentales para atacar los aeródromos rusos cerca de nuestras fronteras y rechazar a los aviones enemigos”, agrega.

Hasta el momento, las fuerzas ucranianas tuvieron que limitar sus medios de réplica en territorio ruso a drones de fabricación propia.

“Armaron varios tipos de aeronaves. Pero ninguna tiene la precisión ni la eficacia del armamento occidental”, explica el general Nicolas Richoux, excomandante de la VII Brigada Blindada francesa. Indirectamente, eso permite a los rusos acumular tropas cerca de las fronteras ucranianas sin verse realmente amenazados. La apertura de un nuevo frente en el norte aumentó las dificultades de Kiev y, al mismo tiempo, las críticas contra esa restricción impuesta a su Ejército.

“Desde el comienzo cometimos el error de limitar a los ucranianos, porque podría ser tomado como una escalada”, deploró esta semana el canciller lituano, Gabrielius Landsbergis.

“En este conflicto, un solo beligerante soporta reglas impuestas. Debemos abandonar esas reglas que nosotros mismos creamos”, agregó. El día antes, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional francesa, Jean-Louis Bourlanges, había afirmado que el territorio ruso debía dejar de ser considerado un “santuario”.

Luz verde británica

Por el momento, solo Gran Bretaña dio oficialmente ese paso, atrayéndose las furias de Moscú. “Todas las instalaciones y equipamientos militares británicos en territorio ucraniano y en el extranjero” podrían ser considerados blancos, advirtió la cancillería rusa, el 6 de mayo.

Esa decidida posición de Londres no consiguió, sin embargo, cambiar la actitud de Washington –de lejos el primer proveedor de armamento de Ucrania–, cuyo Departamento de Estado repite hasta ahora no querer “alentar ni permitir ataques en territorio ruso”.

Como suele hacerlo desde que invadió Ucrania, Vladimir Putin reaccionó este martes de inmediato a los debates del Consejo de Defensa de Bruselas, lanzando una advertencia sobre “el riesgo de graves consecuencias” en caso de ataque al territorio ruso.

“En Europa, en particular en los pequeños países, deben pensar a lo que están jugando. Deben recordar que con frecuencia son Estados con pequeños territorios y muy densas poblaciones”, amenazó. A su juicio, el trabajo no está siendo preparado por el Ejército ucraniano, “sino por los representantes de los países de la OTAN”. Y como es habitual, el autócrata del Kremlin acusó nuevamente a Occidente de querer provocar “un conflicto mundial”.