El jurado comenzó a deliberar en el caso penal contra Donald Trump por un pago ilegal

Los doce miembros terminaron la primera jornada de deliberaciones sin alcanzar un veredicto; está acusado de pagos ilegales por el silencio de la actriz porno Stormy Daniels

Los miembros del jurado en el juicio contra Donald Trump en Manhattan terminaron este miércoles su primer día de deliberaciones a puerta cerrada, sin llegar a un veredicto que decida el destino del expresidente norteamericano. Los 12 miembros del jurado deben regresar al tribunal en la mañana del jueves para considerar las pruebas y los testimonios que escucharon durante cinco semanas.

Horas después de iniciar sus deliberaciones, el jurado había regresado con notas en las que pedía que se volvieran a escuchar los testimonios sobre la supuesta trama de dinero que constituye el núcleo del caso, y que se volvieran a escuchar las instrucciones legales del juez.

Las notas fueron la única comunicación con el tribunal desde que el jurado de siete hombres y cinco mujeres fue enviado a una sala privada poco antes de las 11H30 locales para empezar a sopesar el veredicto. Aunque las deliberaciones son secretas, las notas se utilizan para enviar preguntas o mensajes y para notificar al tribunal un veredicto, o si no son capaces de llegar a uno.

“No es mi responsabilidad juzgar aquí las pruebas. Es la suya”, dijo el juez Juan M. Merchan a los miembros del jurado antes de enviarlos a deliberar. También les recordó su promesa durante el proceso de selección de juzgar el caso de forma justa e imparcial.

Trump adoptó un tono pesimista tras abandonar la sala después de una hora de lectura de las instrucciones al jurado, repitiendo que era un “juicio muy injusto”. “La Madre Teresa no podría vencer esos cargos, pero ya veremos. Veremos cómo lo hacemos”, agregó.

Trump y sus abogados, junto con los fiscales, recibieron instrucciones de permanecer dentro del tribunal durante las deliberaciones. Mientras esperaba allí a puerta cerrada, el expresidente siguió haciendo una serie de publicaciones en sus redes sociales quejándose del juicio y citando a analistas jurídicos y políticos que ven el caso a su favor.

“Ni siquiera sé cuáles son los cargos en este caso amañado: tengo derecho a la especificidad como cualquier otra persona. ¡No hay delito!”, dijo en un post.

Trump está acusado de 34 cargos de falsificación de registros comerciales en relación con un presunto soborno para ocultar historias potencialmente vergonzosas sobre él durante su campaña de 2016.

El cargo surge de reembolsos pagados al entonces abogado de Trump, Michael Cohen. Éste declaró que pagó 130.000 dólares de su propio bolsillo para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels, quien afirmaba que ella y Trump habían tenido relaciones sexuales diez años antes.

Cohen también declaró que Trump aprobó el pago y acordó después de las elecciones un plan para reembolsarlo a través de cuotas mensuales disfrazadas de honorarios. Trump está acusado de tergiversar los reembolsos como gastos legales para ocultar que estaban vinculados a un soborno.

 

Trump se declaró inocente y sostuvo que los pagos de Cohen fueron por servicios legítimos. También negó el supuesto encuentro sexual con Daniels. Sus abogados alegaron que los miembros del jurado no pueden confiar en que Cohen, un delincuente convicto con un largo historial de mentiras, diga la verdad.

 

Para condenar a Trump, el jurado tendría que declarar por unanimidad que creó una entrada fraudulenta en los registros de su empresa, o hizo que alguien más lo hiciera, y que lo hizo con la intención de cometer u ocultar otro delito.

 

El delito que los fiscales dicen que Trump cometió u ocultó es una violación de una ley electoral de Nueva York que hace ilegal que dos o más conspiradores “promuevan o impidan la elección de cualquier persona a un cargo público por medios ilegales”. Aunque el jurado debe estar unánimemente de acuerdo en que se hizo algo ilegal para promover la campaña de Trump, no tienen que ser unánimes sobre qué fue esa cosa ilegal.

 

Los miembros del jurado –una muestra representativa de residentes y profesionales de Manhattan– a menudo parecían fascinados por los testimonios, incluidos los de Cohen y Daniels. Muchos tomaron notas y observaron atentamente cómo los testigos respondían a las preguntas de los fiscales de Manhattan y de los abogados de Trump.

 

Los miembros del jurado comenzaron a deliberar después de un maratónico día de alegatos finales, donde un fiscal habló durante más de cinco horas. El equipo de Trump no necesita demostrar su inocencia para evitar una condena, sino que debe contar con que al menos un miembro del jurado considere que los fiscales no probaron su caso.

 

Los miembros del jurado pidieron volver a escuchar el testimonio de Cohen y del antiguo editor del tabloide National Enquirer, David Pecker, sobre una reunión en agosto de 2015 con Trump en la que el editor aceptó ser los “ojos y oídos” de su incipiente campaña presidencial.

 

Pecker testificó que el plan incluía identificar historias potencialmente perjudiciales sobre Trump para que pudieran ser aplastadas antes de ser publicadas. Según los fiscales, ese fue el comienzo del plan de “atrapar y matar” que constituye el núcleo del caso.

 

Cualquier veredicto debe ser unánime. Durante las deliberaciones, seis miembros suplentes del jurado que estuvieron durante todo el juicio se mantendrán en el tribunal en una habitación separada en caso de que sean necesarios para reemplazar a un miembro del jurado que se enferme o no esté disponible de otra manera. En ese caso, las deliberaciones se reanudarán una cuando el sustituto esté en su puesto.

 

Si es declarado culpable, Trump podrá apelar y disputar de todos modos ante el presidente demócrata Joe Biden las elecciones de noviembre próximo.