Esperanzas oficiales en medio de la tormenta

Problemas que se agudizan en la gestión. Torpezas políticas que unen a la oposición. Primeras señales negativas de los mercados.

Por Javier Calvo – El Gobierno parece haber ingresado a una tormenta perfecta al cumplirse medio año del inicio de su mandato. Para intentar atravesarla, se aferra a nuevos mojones que le podrían dar alguna esperanza en el horizonte cercano.

Repasemos primero las tempestades.

A dos semanas del súbito despido del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, gran parte de la administración que le respondía quedó paralizada y envuelta en intrigas de todo tipo. Desde los servicios de espionaje hasta las conducciones de empresas públicas.

Aunque se veía venir (en éste y otros espacios se fueron detallando los cortocircuitos crecientes con Javier Milei, su hermana Karina y el asesor premium Santiago Caputo), su eyección virulenta dejó a más de un funcionario en estado de shock. “Si lo echó a Posse, del que era amigo hace 20 años, qué queda para nosotros”, confesó uno de ellos.

El deterioro con el ya exjefe de Gabinete arribó a tal nivel que no hubo transición alguna con su sucesor, Guillermo Francos, brilló por su ausencia en el acto formal de asunción del lunes 3 y el presidente le clavó una estocada sin anestesia. Fue el martes 4, cuando en su primer saludo informal a los periodistas acreditados en la Casa Rosada les descerrajó que “Posse es historia”. Podría convertirse en un búmeran.

Para peor, en el transcurso de ese divorcio, explotó la más grave de las crisis de las varias que ya tuvo Sandra Pettovello, la “ministramiga” de Milei. Primero estalló el caso de los alimentos guardados a punto de vencerse. A la postura inicial de Capital Humano de negar los hechos con una amplia paleta de matices, sobrevino la aceptación, la eyección del hombre a cargo del área social y un doble fallo judicial demoledor, en primera y segunda instancia.

Pocos casos condensan tanto grado de impericia. No sólo por la dificultad de detectar el problema de los alimentos próximos a vencerse, sino por la reacción posterior. Con la particularidad de que Pettovello le dio visibilidad a una abogada del Ministerio con antecedentes en el kirchnerismo y en el massismo, quien se dio el gusto de hablar de Sebastián Casanello como un juez militante (uno de los pocos de Comodoro Py rescatable). Y hasta generó que el habitualmente moderado Francos despotrique contra las decisiones judiciales.

El presidente ha sobreactuado todo lo humanamente posible el respaldo para que su amiga Pettovello siga al frente de Capital Humano. “La mejor ministra de la historia”, exageró. Su hermana Karina lo corrigió: “Una de las mejores ministras del Gabinete”. Hay razones para ese rebaje.

 

Riesgosa sobreactuación de Milei con Pettovello

La secretaria General de la Presidencia está convencida hoy de que Pettovello es más un problema que una solución para el Gobierno. Sobre todo por lo expuesto que queda su hermano ante tanto apoyo desmesurado que no garantiza nada: ni que la funcionaria mejore su gestión, ni que al final decida dar un paso al costado.

A Karina le llegan noticias preocupantes sobre el ánimo de la súper ministra, que pegó el faltazo a la reunión de Gabinete del martes, evitó asistir junto a otros ministros a una exposición del presidente el miércoles y casi se quiebra el jueves durante una reunión invitada por la Cámara Argentina de Comercio, cuando reveló que su papá le pidió seguir en el cargo. “El Jefe” toma nota del desborde emocional.

Encima, en los alrededores de la hermana presidencial se le adjudica a Pettovello, tras la sesión de contención que tuvo a solas con Milei el domingo en la Quinta de Olivos, el rumor de que hay un topo en lo alto del poder que ventila intimidades y que sería Eduardo ‘Lule’ Menem, estrechísimo colaborador de Karina.

Tal vez entretenidos con estos vaivenes, Lule, su primo Martín y el propio Francos no vieron venir el desafío de la oposición dialoguista en Diputados, que le dio media sanción a un proyecto de la UCR para cambiar la movilidad jubilatoria que el Gobierno había impuesto por decreto.

“Tranquilos, esto no sale”, sostienen en la Casa Rosada que recibieron como aviso desde el Congreso, el mismo martes en que se iban a tratar los diferentes dictámenes, ninguno de ellos con mayoría. Nadie alertó que el kirchnerismo, al ver rechazado el suyo, se plegó al de los radicales a cambio de que cambiaran dos artículos. Cuando se avisparon, ya era tarde.

La nueva demostración de impericia política desató un vendaval de pases de facturas en el oficialismo. Hubo quienes apuntaron hacia el empoderado Francos, quien culpó a José “Cochi” Rolandi, secretario en Jefatura de Gabinete heredado de Posse. Karina hasta se apersonó en el despacho de Martín Menem, en busca de explicaciones.

Al respecto, Milei mantuvo su narrativa pública contra la casta. Además de prometer vetos, los calificó de “degenerados fiscales” por tratar de aumentar las magras jubilaciones, algo que todas las oposiciones intentan y todos los gobiernos buscan evitar. Sin embargo, en un comunicado oficial posterior, el presidente bajó un cambio y trató a los legisladores de ingenuos, al caer en la trampa de Máximo Kirchner, quien debe estar agradecido de que le suban el precio.

Pettovello y el síndrome Posse

Le deben haber advertido al jefe de Estado de la conveniencia de evitar una escalada. Amén de que las futuras travesuras opositoras pueden incluir otros proyectos que requerirían de mayor asistencia presupuestaria (como el de universidades, fondo de incentivo docente y subsidio al transporte en las provincias), la idea es que la próxima aprobación de la ley Bases y del paquete fiscal no corra peligro, después de tanto esfuerzo y concesiones.

El Gobierno se abraza a la esperanza de que desde este miércoles 12 el Senado le dé luz verde a las dos iniciativas, que regresarán con cambios a Diputados y allí serían ratificadas antes que termine junio, según la expectativa oficial.

No es la única tabla a la que se aferra por estos días la administración libertaria. Apuesta a que persista la baja de la inflación, que el último viernes le brindó un nuevo estímulo al conocerse el índice porteño de mayo, que alcanzó el 4,4%. Y se entusiasma con algún signo de reactivación: las recientes ventas por hot sale fueron un 30% superiores a las del año pasado, desinflacionadas y comparadas con un año donde voló el consumo.

Con esas islas en medio de un océano de olas, el Gobierno procura torcer encima el clima enrarecido que se apoderó de las cotizaciones argentinas en los mercados, el sector más entusiasta en estos últimos seis meses. Como es lógico, Milei & Cía. responsabilizaron de ello a la oposición.

En realidad, arrancó antes. Cuando ven las objeciones del FMI sobre la sostenibilidad del plan licuadora y motosierra. O las compras mínimas del Banco Central de dólares en esta época del año, cuando se liquida la soja. O la profundidad de la caída en la actividad económica. O las dudas de que China renueve el vencimiento de los swaps por casi US$ 5 mil millones. O las advertencias de los economistas ortodoxos sobre el atraso cambiario. O la reducción de la desaceleración inflacionaria en los alimentos.

Como suele pasar, más allá de los relatos, sin gestión no hay paraíso.